Sunday, 14 November 2021 00:02

¿Cómo identifiqué mi llamada vocacional?

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Personalmente, sentí la inquietud en el corazón a los 25 años, pero no sabía que era la vocación religiosa a lo que Dios me llamaba. A la vez sentí miedo de poder descubrir lo que Dios iba manifestando. Hasta los 28 años fue una lucha, porque no tenía esa apertura de corazón. Decía porque a mí, pues hacía cosas buenas, servía en la parroquia, ayudaba a los jóvenes. Pero el miedo me frenaba, porque no sabía si era capaz de dejar todo lo que hasta ahora había vivido.

Sin embargo, había otra inquietud de poder descubrir si era para mí o no el llamado de Dios. Es por eso, que no me di el tiempo de discernir hasta los 27 años. Y los miedos seguían, pero Dios puso a las personas indicadas. Me guió a la congregación a la que ahora pertenezco y fue una hermana la que me ayudó con el acompañamiento espiritual. Ahí pude descubrir que mi vocación era esta vida religiosa.

Dios me había dado muchos signos vocacionales que yo no los veía o que no los quería ver por miedo. Es así como esta hermana me ayudó a ver estos signos vocacionales que había en mi vida y de saber que Dios me había regalado este carisma franciscano y mariano dentro de la congregación de Franciscanas de Nuestra Señora del Buen Consejo.

Dios siempre ponía en mi corazón aquellos deseos. Cada vez que salía de comulgar de la santa misa y veía a una persona necesitada, yo sentía en lo más profundo, el deseo de ayudarlo. Y en ese deseo de ayudar le entregaba dinero, pero sentía que ese dinero no era suficiente. Sentía que debía darle algo más, pero en ese momento no entendía. Después, más tarde con el acompañamiento espiritual, pude darme cuenta que Dios me pedía, ya no entregar algo material, sino entregarle a él mismo en el servicio de entregarme y ayudar a esta persona necesitada.

Entonces es oír, abrir el corazón a pesar de los miedos. No importa la edad que tengas, para Dios no importa la edad. Yo entré a la congregación a los 28 años, él sabe en qué momento llama. El llamado de dejarlo todo con radicalidad, para algunos no es tan fácil, pero Dios sabe también dar el tiempo necesario para que uno vaya desprendiéndose de esas cosas e ir respondiendo.

Necesitamos dar una respuesta libre, pues nadie puede darle una respuesta a Dios obligada. Dios nos quiere libres y es por eso que podemos decirle no a su llamado. Pero si hacemos eso, nos vamos a perder realmente todo aquello que Dios ha pensado para nosotros y las cualidades con las que hemos sido creados no cumplirán su misión. Con una respuesta libre, si le dices sí a Dios, vas a encontrar tu verdadera felicidad.

Fuente: Religiosas Franciscanas de Nuestra Señora del Buen Consejo

Facebook: FbcPerú

Last modified on Wednesday, 17 November 2021 00:06
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